![Fallece Antonio Landajo Martínez, párroco de Alconchel durante 38 años](https://s3.ppllstatics.com/hoy/alconchel/multimedia/2023/07/24/D.Anton5.jpg)
![Fallece Antonio Landajo Martínez, párroco de Alconchel durante 38 años](https://s3.ppllstatics.com/hoy/alconchel/multimedia/2023/07/24/D.Anton5.jpg)
Este lunes, 24 de julio, ha fallecido a los 88 años el sacerdote diocesano Antonio Landajo Martínez en la residencia de las Hermanitas de los Ancianos Desamparados, en Badajoz, donde residía desde hacía algunos años.
Landajo, quien fuera párroco de Alconchel durante 38 años, nació en Bilbao el 6 de septiembre de 1934. Hijo de José Landajo Aranzábal y de Felisa Martínez García, era el quinto de seis hermanos (eran dos varones y cuatro mujeres), realizó sus primeros estudios en Bilbao y, con una clara vocación religiosa desde muy joven, decidió trasladarse a finales de los años 50 hasta Badajoz, donde se formó en el centenario Seminario Diocesano de Badajoz, en el edificio aún existente en la Cañada de Sancha Brava.
Muy implicado desde joven en los movimientos juveniles católicos, en esos años recorrió varios países de Europa, estrechando amistades en multitud de lugares. Durante toda su vida y mientras sus obligaciones sacerdotales y la salud se lo permitieron, hizo viajes al extranjero, a otros continentes, forjando un carácter cosmopolita que ayudó a un vasco como él a afincarse en una tierra como Extremadura.
Tras su etapa diaconal, Landajo fue ordenado sacerdote el 5 de abril de 1966 en la iglesia parroquial de San Antonio Abad de Bilbao. Con la anuencia del entonces obispo de Bilbao, Pablo Gurpide y Beope, y las letras dimisiorias del entonces obispo de Badajoz, Doroteo Fernández Fernández, el acto fue presidido por el obispo titular de Verrona y de Santander de entonces, Eugenio Beitia Aldazábal, y con la asistencia de numeroso clero, familiares y amigos. Celebraría en Bilbao su primera misa el 10 de abril de 1966, Domingo de Resurrección.
Justo un año después, el 5 de abril de 1967 tomó posesión como párroco de la localidad pacense de Carmonita, donde en sus 5 años de sacerdote desarrolló una intensa labor parroquial, destacando la reforma de la iglesia parroquial de Santa María Magdalena, ajustada a los cánones del reciente Concilio de Vaticano II, y que requería acometer inminentemente obras por hallarse en malas condiciones y con peligro de seguridad para los fieles.
Con grandes amistades en los círculos socioeconómicos y políticos (eran constantes sus apariciones en crónicas del propio diario HOY), su carácter abierto y pedigüeño hizo que consiguiera cuantiosas donaciones para acometer esa y otras obras como la reforma de la casa parroquial, en la que creó un círculo juvenil donde los más jóvenes de la localidad se formaban y divertían.
Al fallecer el cura de Alconchel Francisco Gómez Álvarez, Antón Landajo fue nombrado nuevo párroco en la localidad, tomando posesión el 29 de octubre de 1971. Desde entonces desarrolló su labor pastoral con una importante presencia en la vida social de la localidad, teniendo un trato estrecho con vecinos de todas las clases sociales y prestándose, incluso, a ayudar a quienes necesitaban su mediación o ayuda ante cualquier institución pública o privada.
Suya fue la idea y el impulso de la reforma integral del interior de la iglesia renacentista de Nuestra Señora de los Remedios, por la que desaparecieron los retablos del altar mayor y algunos laterales, acometiendo unas obras permitidas entonces por la iglesia postconciliar, pero muy criticadas después por afectar a edificios de gran valor histórico, artístico y patrimonial, en un tiempo en que había un vacío legal que lo impidiera. No obstante, a lo largo de cuatro décadas también se preocupó también por mantener en condiciones decorosas la parroquia, implicando a colectivos y particulares para ello.
Otra de las grandes obras que acometió fue la restauración de la capilla del Santo Ángel, que había sido cedida por la familia Gómez-Martínez y se hallaba prácticamente en ruinas. Junto a la iglesia y la capilla de la Soledad, fue otro de los templos abiertos al culto durante todo su mandato.
Y tampoco le fue ajena la reparación integral de la casa parroquial anexa a la capilla de la Soledad, que también fue sede las catequesis de generaciones de alconcheleros, e incluso como guateques entre los jóvenes en los años 70. Desde entonces ha bautizado, dado la Primera Comunión, unido en matrimonio u oficiado funerales de centenares de alconcheleros a lo largo de su sacerdocio.
Landajo celebró sus bodas de plata en el ministerio sacerdotal el 26 de marzo de 1991, con una misa concelebrada en la parroquia de San Juan Bautista de Badajoz, junto a otros diez sacerdotes de la diócesis pacense, una promoción de curas formados teológicamente en la época del Concilio del Vaticano II y que comenzaron la difícil tarea de su sacerdocio con los nuevos pensamientos postconciliares. Por este aniversario, en octubre de 1991 fue recibido en audiencia por el papa Juan Pablo II.
Una de sus ilusiones durante su mandato fue restaurar el órgano de la iglesia, que data de 1863, y que durante décadas estuvo en silencio y víctima de la carcoma. Tras reunir los fondos necesarios, encargó su restauración al prestigioso organero de Azpeitia (Guipúzcoa) José Antonio Azpiazu Gómez, y tras casi tres meses de reparación, volvió a sonar el 1 de abril de 1995 en un concierto solemne ofrecido por Francisco Barroso Silva, organista de la catedral de Badajoz.
El 11 de diciembre de 1999 bendijo junto al entonces arzobispo de Mérida-Badajoz, Antonio Montero Moreno, las nuevas campanas de bronce que sustituyeron a las existentes en la espadaña de la iglesia, y que recibieron los nombres de Nuestra Señora de los Remedios (que pesa 500 kilos) y Nuestra Señora de la Luz (pesa 390 kilos). Fabricadas por el taller 'Campanas y Relojes Rivera' de Montehermoso (Cáceres), sustituyeron a las anteriores, que se colocaron en la postguerra.
En los últimos años en Alconchel, con la ayuda de la Cofradía de la Santa Cruz y Hermanos del Señor (conocida popularmente como la Hermandad del Cristo de Alconchel) recuperó gran parte de la imaginería religiosa que se hallaba en casas particulares, con el fin de restaurarlas y llevarlas de nuevo a los templos del pueblo.
Gran devoto de la Virgen de la Luz, Patrona de Alconchel, colaboró también activamente con su Hermandad en muchos proyectos: la restauración de su imagen gótica a finales de los años 90; la celebración de la romería en su honor en las ruinas del convento de Los Jarales, oficiando misa en el campo junto a los peregrinos, desde finales de los años 70; celebración de una novena entre el 16 y el 24 de diciembre por las mañanas; o el realce de las fiestas patronales durante el mes de agosto, que en 2008 se decidieron celebrar conjuntamente con las del ayuntamiento.
El 13 de junio de 2009, día de su onomástica, San Antonio de Padua, Landajo se despedía del pueblo de Alconchel con una misa en la que tomó posesión su sustituto, Mariano Enríquez Olivera, tras 38 años de ministerio en Alconchel.
Al pasar a la condición de cura emérito, se trasladó a residir a Badajoz, donde hizo labores de apoyo a los sacerdotes de la parroquia de San Juan Macías, viviendo también en un apartamento del arzobispado, y dedicando su tiempo también a viajar, una de sus grandes pasiones. También volvió a Alconchel en ocasiones puntuales para visitar antiguos feligreses o en cultos especiales como las misas matutinas en honor a la Virgen de la Luz en Navidad, las que se celebraban durante su novena en agosto o el día de Todos los Santos.
El 9 de abril de 2016 celebró sus bodas de oro sacerdotales con una misa en la ermita de la Soledad de Badajoz, donde se congregaron amigos y familiares que arroparon a este vasco que se sentía un extremeño más después de tantos años en la región.
En los últimos años pasó a vivir en la residencia de las Hermanitas de los Ancianos Desamparados de Badajoz, donde cada vez más dependiente recibió los cuidados de las monjas. Tras varios años con los achaques propios de la edad, y tras superar incluso la pandemia por el covid-19, ha fallecido este lunes en Badajoz.
La capilla ardiente se halla en el Tanatorio del Puente Real. Mañana martes, 25 de julio, será su funeral a las 10.00 horas, en la residencia de las Hermanitas de los Ancianos Desamparados de Badajoz. Después será incinerado y sus cenizas serán depositadas en el columbario de la iglesia del Espíritu Santo en Badajoz.
Por su personalidad y cercanía, Don Antón no dejaba indiferente a nadie, y muchas generaciones de alconcheleros le tendrán en su recuerdo, pues durante casi medio siglo ha formado parte del paisaje de Alconchel y ha dejado huella en el pueblo.
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.