Alconchel
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Domingo, 10 de marzo 2024
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Siempre que un anciano cumple la cifra redonda de 100 años es motivo de júbilo, pues es algo poco habitual. Y si es con un estado de salud envidiable, aunque con los achaques propios de la edad, mucho más. Tal es el caso de Adolfo Guerrero Jaramillo, vecino de Alconchel, que este 9 de marzo ha llegado al centenario arropado por toda su familia numerosa, compuesta por tres hijos, ocho nietos, trece biznietos y hasta un tataranieto.
Nació en Higuera de Vargas, el 9 de marzo de 1924, y era el primer hijo del matrimonio conformado por Juan Francisco Guerrero León y Carmen Jaramillo Méndez. Detrás nacerían sus hermanas Carmen y Dolores. Sus padres regentaban una tienda de comestibles y tenían una posición más o menos desahogada, pues poseían también algunas suertes de tierra que cultivaban.
Con apenas 12 años vivió el golpe de estado militar del 18 de julio de 1936. Apenas un mes después las tropas franquistas tomaron Higuera de Vargas y segaron la vida de muchos hombres y mujeres inocentes. El padre de Adolfo fue uno de los higuereños fusilados el 28 de septiembre de 1936.
Al quedarse huérfano de padre, y sin los bienes que poseía la familia, en aquella época, al ser el único hombre de la casa, fue quien tuvo que sacar adelante su casa, junto con su madre y hermanas. Llegó a desempeñar multitud de trabajos, fundamentalmente en el campo. Incluso con el contrabando de café que tanta hambre quitó en la difícil posguerra en los municipios rayanos con Portugal.
A finales de los años 40 Adolfo se casó con la también higuereña Ángela Larios Félix, con quien tuvo tres hijos: Juan Francisco (1948), Carmen (1950) y Luisa (1957). Precisamente la menor de sus hijas es la que finalmente se afincó en los años 80 en Alconchel junto a su marido, Juan Luis Santiago Gil, conocidos en el pueblo como 'Los Carteros', por haber ejercido esta profesión en la localidad. Luisa y Juan Luis son padres de María Susana, María Luisa, Juan Luis y Ángela del Carmen; y abuelos de Alba, Mara, Germán, Noa y Juan. Todos alconcheleros.
A finales de 1958 Adolfo Guerrero y toda su familia se trasladaron a vivir a Badajoz, para buscar mejores oportunidades de vida que no le ofrecía Higuera de Vargas. En la capital pacense trabajó en varios sectores, pero pronto comenzó con la venta ambulante de pescado, profesión de la que se jubiló felizmente en 1989. De hecho, en Badajoz es conocido como Adolfo 'El Pescadero'.
Aunque sus dos hijos mayores continuaron viviendo en Badajoz, era frecuente ver a Adolfo y su esposa Ángela visitar a su hija Luisa en Alconchel. Ángela falleció el 5 de abril de 2006 y, al enviudar, Adolfo continuó viviendo solo en su casa en Badajoz, gozando de una salud envidiable.
Fue en 2008 cuando tomó la decisión de trasladarse a Alconchel a los pisos tutelados municipales, lugar donde ha residido en los últimos años, gozando del aprecio de todo el vecindario, pues en poco tiempo se convirtió en un alconchelero más por su simpatía, humildad y buen trato.
Los achaques de la edad hicieron que fuera perdiendo autonomía poco a poco y después de la pandemia, en la que superó incluso el covid-19, se trasladó a la Residencia Metropolis Gerisalud, de Torre de Miguel Sesmero, donde casi a diario es visitado por sus hijos y nietos.
Aunque su salud se ha resentido en las últimas semanas, su familia estaba preparando un cumpleaños especial que finalmente han celebrado este sábado en Torre de Miguel Sesmero, rodeado de toda su familia. Según explica a HOY Alconchel su hija Luisa, al soplar las velas de la tarta «nos dijo que estaba muy contento de que hiciéramos un viaje tan largo para estar todos con él, e incluso soltó sus lagrimillas».
Adolfo Guerrero Jaramillo, con sus 100 años, pertenece a esa generación de hombres y mujeres que les tocó vivir los momentos más difíciles de nuestra historia reciente y tuvieron que trabajar y luchar sin descanso por sacar a sus familias en condiciones que hoy parecen lejanas en el tiempo. Por eso merece celebrarse a lo grande que llegan al centenario.
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